¿Tu hijo es un adicto digital? Pautas padres.

Cómo identifican los psicólogos el problema y cómo puedes prevenir este hábito tan perjudicial

Vivimos rodeados de tecnología, y ésta se ha convertido en un elemento fundamental para trabajar, comunicarnos y jugar. Los niños crecen con ella. Son nativos digitales. Ahora es habitual ver a niños de tan solo dos años utilizando los teléfonos de sus padres para ver fotografías y vídeos.

Chatear con la abuela por Skype es estupendo, pero toda esta tecnología puede convertirse en un problema si no se usa correctamente. Cada vez hay más niños que sufren una grave adicción a las nuevas tecnologías y más padres que se sienten impotentes a la hora de afrontar la situación.

Como psicóloga, considero que hace un uso excesivo cuando los padres empiezan a notar que el niño se deprime, se irrita, sufre ansiedad o se enfada cuando no puede usar Internet.

En primer lugar, ¿qué señales indican que el niño ha pasado de hacer un uso normal a abusar de la tecnología?

Como psicóloga, considero que hace un uso excesivo cuando los padres empiezan a notar que el niño se deprime, se irrita, sufre ansiedad o se enfada cuando no puede usar Internet. No son capaces de controlar el tiempo que pasan conectados y empiezan a descuidar otras tareas u obligaciones.

Además, es probable que en este punto empieces a sentirte frustrado como padre porque cada vez discutes más con él. Puede que tengas la sensación de que tu casa empieza a parecer un campo de batalla. Afortunadamente, con un poco de paciencia y organización, puedes encontrar la paz y el equilibrio.

Estas son algunas pautas para ayudar a tus hijos a utilizar sus teléfonos móviles de forma responsable:

  • En primer lugar, es fundamental recordar que los teléfonos móviles no son el enemigo. El problema no es la tecnología en sí misma, sino su contenido y la forma de utilizarla.

  • Recuerda que los niños siempre quieren lo que no pueden tener. Cuanto más les prohibimos hacer algo que ven que otros hacen, más desean hacerlo. Y, cuando al final lo consiguen, hay más probabilidades que sufran una adicción. Prohibir totalmente la tecnología no sirve de nada porque nuestros hijos van a tener que utilizar Internet constantemente para estudiar, mantenerse en contacto con sus compañeros, etc. Además, aprender a vivir sin tecnología no es realista. Cuando prohibimos totalmente algo, impedimos que nuestros hijos aprendan a establecer una relación sana con ese algo, lo que suele generar problemas más graves a largo plazo.

  • Es imprescindible establecer normas y límites para que los niños puedan aprender a controlar sus propias acciones. Esto es válido para todos los ámbitos de sus vidas. Por ejemplo, la familia debe controlar y limitar el tiempo que pasan en Internet y el tipo de páginas que visitan. Si no permitimos que nuestros hijos salgan solos cuando son pequeños, tampoco deberíamos permitir que naveguen por Internet sin supervisión. Los niños necesitan normas y límites. Aunque es posible que al principio se nieguen a aceptarlos, al final les proporcionan seguridad y confianza. Los padres tienen que poner esos límites para cumplir con su obligación, pero también para tener la tranquilidad de saber que sus hijos no acceden a contenidos inadecuados.

  • Establece normas de una forma más positiva y amena. Es recomendable establecer pequeñas metas u objetivos relacionados con el tiempo que pueden utilizar cada dispositivo. Por ejemplo, puedes permitir que los niños pequeños lo utilicen media hora al día y, después, elevar el límite hasta un máximo de una hora diaria en función de su comportamiento y su edad.

  • Llega a un acuerdo con tus hijos sobre dónde y cómo pueden utilizar la tecnología. Por ejemplo, acordad que únicamente podrán utilizar el dispositivo a ciertas horas para buscar información para hacer los deberes, que solo podrán chatear online con sus amigos en el salón y que no utilizarán sus teléfonos móviles en la mesa durante las comidas. Estableced estas normas juntos y te sorprenderá lo dispuestos que están a respetarlas.

Afortunadamente, la tecnología también puede convertirse en nuestro aliado en este asunto. Las aplicaciones de control parental pueden ayudarte a establecer límites y bloquear las páginas web que no quieres que tus hijos visiten, pero no deberían sustituir una conversación abierta y personal con ellos. Te recomiendo que escribas las normas que habéis establecido y que todos firméis el acuerdo. Revisadlo anualmente.

Por último, como en el caso de cualquier adicción difícil de tratar, no dudes en buscar ayuda profesional para tu hijo. Al final, lograrás encontrar un equilibrio que beneficie a tu hijo y a toda la familia. Y adiós a las discusiones.

Maria Guerrero Moya

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Así es el cerebro de tus hijos en verano